Una nueva investigación ha analizado el valor de la suplementación con vitamina D combinada. Su papel en la salud inmunológica ha sido ampliamente recogido en diferentes estudios e informes, pero esta vez un equipo de profesionales ha decidido abordar los beneficios de este nutriente tras sus buenos resultados durante la pandemia.

Suplementos de vitamina D

¿Qué es la vitamina D?

Se trata de una vitamina liposoluble que se obtiene de la dieta y un tipo de hormona secoesteroide que se produce en el cuerpo. Es fundamental para mantener niveles normales de calcio y fosfato en la sangre, reforzando también la salud de los huesos, músculos y dientes, interviniendo en el mantenimiento regular de la función celular y el metabolismo y mejorando la respuesta inmunitaria.

Si nos remontamos a los orígenes del descubrimiento de las funciones vitales que desempeña la vitamina D en la salud humana, no encontramos con el raquitismo. Esta enfermedad debilita los huesos en niños y fue frecuente del siglo XVI a principios del siglo XX. De hecho, aún es relativamente común en la actualidad, en países de Oriente Medio, África y Asia.

Por ello, en ciertos entornos es recomendable suplementar a niños con vitaminas. Siempre y cuando estos presenten niveles bajos de ciertos nutrientes y tengan un seguimiento médico. Estas vitaminas también las pueden obtener a través de la alimentación, aunque lamentablemente esto no es suficiente en todos los casos, por lo que en caso de duda es preferible consultar con un profesional de la salud o con el pediatra directamente.

Fuentes de vitamina D

Denominada también “vitamina del sol”, la vitamina D se obtiene principalmente de manera natural a través de los rayos de la luz solar. Además, el aceite de hígado de bacalao puede ser una buena opción para prevenir o tratar la deficiencia de esta vitamina.

Por otra parte, en la década de 1920 los científicos identificaron el factor curativo común de la vitamina D y la clasificaron en dos formas, beneficiosas para los humanos: D2 (ergocalciferol) y D3 (colecalciferol). La primera deriva de hongos y levaduras y se encuentra en productos fortificados como cereales para el desayuno, margarina y leche de origen vegetal. Mientras que la D3 se puede obtener de una pequeña variedad de alimentos de origen animal (pescados grasos, aceite de hígado de bacalao y yemas de huevo). No obstante, la mayor parte se sintetiza en las capas inferiores de la epidermis cuando los rayos UVB inciden directamente sobre la piel.

Ambas vitaminas son biológicamente inactivas y deben ser procesadas por el hígado y los riñones para producir la forma activa de vitamina D (calcitriol).

Deficiencia de vitamina D

La deficiencia de vitamina D está asociada con el deterioro cognitivo, la depresión, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2, la enfermedad de Parkinson y el cáncer. Aunque pueda parecer que la forma más fácil de aumentar los niveles de vitamina D es asegurar la exposición a la luz solar, no es tan simple.

Los factores limitantes incluyen la latitud, afecciones crónicas, pigmentación de la piel, costumbres culturales y una disminución relacionada con la edad en la capacidad de sintetizar vitamina D de manera eficiente. Por lo tanto, no es de extrañar que aproximadamente mil millones de personas en todo el mundo sufran deficiencia de esta vitamina. Esto significa que el papel de la suplementación es clave.

La vitamina D sola y en combinación

Un innovador estudio australiano reciente reveló un vínculo directo entre el mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia, volúmenes cerebrales más bajos y deficiencia de vitamina D, con un análisis genético que indica un efecto causal. De cara al primer estudio aleatorizado de este tipo, los científicos de la Universidad del Sur de Australia utilizaron un nuevo método genético para encontrar pruebas sólidas que vinculan los niveles bajos de vitamina D con la muerte prematura.

La investigadora principal, la profesora Elina Hyppönen, dijo que la suplementación puede estar recomendada “en ancianos, personas con vulnerabilidades de salud y aquellos que no obtienen suficiente vitamina D de la exposición solar” y las fuentes dietéticas mencionadas.

Además, un ensayo prospectivo reciente encontró una asociación entre los niveles bajos de vitamina D y K y un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas. En este caso, el estudio desveló que el riesgo mayor fue el estado bajo de vitamina D o vitamina K, lo que indica un poderoso efecto sinérgico. Asimismo, una investigación realizada en China mostró un riesgo significativamente mayor de accidente cerebrovascular isquémico en una población hipertensa con niveles sanguíneos bajos de vitamina D y K.

Por ello, la combinación de suplementos de vitamina D3 en dosis altas con ácidos grasos omega-3, junto con un programa simple de ejercicios de fuerza en el hogar podría ayudar a reducir el riesgo de cáncer en una persona saludable, activa y saludable. Así lo afirman diversos estudios que se han llevado a cabo a lo largo del mundo en los últimos años.

Referencias

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